Diversos estudios han identificado que los ambientes de miedo, coerción y negligencia, así como la falta de un interés genuino por parte del progenitor, pueden generar consecuencias graves en el desarrollo emocional, social y académico de los niños. Estos factores pueden desencadenar problemas de conducta, bajo rendimiento escolar y, en casos extremos, la vulneración de sus derechos.